jueves, 24 de septiembre de 2015

Sobre un conflicto que no es

Todo lo que rodea el diferendo en La Haya es utilizado para las propias carencias de las elites de cada uno de estos país. En Bolivia la aspiración de una salida soberana al mar es un elemento capaz de cohesionar al pueblo de tal modo que tiene una expresión electoral, que permite a quien la utiliza gozar de mayor popularidad. No importa si apenas se trata de que una resolución que falla sobre una cuestión preliminar para que la  Corte se declare competente para conocer el fondo de la controversia, y que de paso, en el mejor de los casos,  lo que se pueda lograr sea el reconocimiento de que Chile deba negociar de buena fe dicha pretensión. Al pueblo boliviano, amparados en una buena estrategia política y diplomática de cara a su principal objetivo, le mienten, le generan una falsa expectativa, para mantenerlo cohesionado de algún modo, para superar las divisiones internas de una Bolivia que bajo Evo Morales ha podido crecer pero no superar sus principales problemas históricos. La elite boliviana sabe que es una oportunidad riesgosa, pero se aventura de manera temeraria a solo encontrar una respuesta aún más cerrada de Chile en las próximas décadas, pues no se puede pretender judicializar algo para después sentarse a conversar como si nada hubiese sucedido en el tiempo intermedio. Porque en el peor de los casos siempre estará el viejo recurso de esgrimirse como víctima, mientras no se es capaz de reconocer que las ventajas del tratado de 1904 se han gozado todo este tiempo, que tan solo un once por ciento del territorio perdido lo tiene Chile, que fueron ellos los que cesaron las relaciones diplomáticas, y que en definitiva, todo lo que hoy ronda en el ambiente maximalista y populista de un proyecto político en particular será absorbido bajo un desenlace bastante diferente a las expetativas generadas. El pueblo boliviano, ese al que suelen apelar tantos de mis compatriotas que simpatizan con esta causa y postura, a fin de cuentas sigue siendo utilizado y educado al alero de un conflicto que no es tal, de manera que toda salida que no sea la obtención de la pretensión íntegra será una derrota y un constante catalizador de discursos enardecidos que a la larga terminaran por agotar al mismo pueblo. 
Para nosotros el panorama es tres veces más lamentable. Nuestra cancillería y política exterior es testigo incólume de la decadencia de nuestra elite en las últimas décadas, que ha sido el reflejo fiel de una impronta reduccionista, materialista, superficial y futil de lo que hoy Chile exhibe en esta materia. La política exterior ha quedado entregada a las meras relaciones comerciales, en un país preocupado tan solo de mostrar una imagen externa que permita la inversión extranjera para seguir adelante con el desarrollo económico bajo las reglas actuales, sin importar en demasía si en ese proceso nuestro país es capaz de liderar algo en la región, y cansarse de decir que todo lo latinoamericano es malo y que lo único importante es como nos vean y aprecien las naciones más desarrolladas del planeta, a quienes podemos vender nuestros productos, invitar a participar de ellos y comprarles de vuelta lo mismo con su respectivo valor agregado y tecnológico, ¡Vaya desarrollo!
Un mito ha quedado develado en este proceso, y es precisamente ese que siempre nos dijo que la política exterior era una política de Estado. ¿Se puede decir que una política de Estado es omitirse de la integración con los países vecinos buscando acuerdos y dejando esa altanería y soberbia permanente con lo que hemos procedido cada vez que nos interpelan? No, eso es cualquier cosa, menos una política de Estado, y da lo mismo si salen todos nuestros ex Presidentes a decir cada cual por su lado, que no hay nada pendiente, que no estamos arriesgando nada en esta controversia, que la Corte nos dará la razón, pues apenas ello se conforma al aspecto jurídico, pero no logra enfrentar de modo alguno el aspecto político que se desarrolla y se plasma de manera solapada en la comunidad internacional, que es capaz de empatizar mayormente con Bolivia y su pretensión que con nuestros argumentos millonarios y ajustados a las máximas de la razón y la experiencia. Desde el 2001 que leo a políticos, empresarios y personas de distintas corrientes ideológicas ningunear a latinoamérica y subestimarla tal como lo hace nuestra clase política y empresarial actual frente a su crisis de legitimidad, y me apena profundamente todo lo que se expresa en esa convicción. Queremos ser un país europeo culturalmente, consumiendo todo lo que los norteamericanos nos han brindado los últimos dos siglos, comprando y vendiendo cosas fabricadas por las potencias asiáticas que apenas nos limitamos a estudiar en sus respectivos procesos de desarrollo económico, y de toda esa confusión, el resultado es evidente y aparece todos los días en los noticieros. De pronto la mentira no se basta a si misma, y problemas como la corrupción, la pobreza, la vulnerabilidad, las miserias que se esconden en esa imagen país con falsa política exterior apenas nos permite descansar en la exhibición de un resultado que a modo de prueba y error es capaz de informar al mundo que un terremoto 8.4 es algo para lo cual nos preparamos mucho tiempo, cuando sabemos que es mentira, pues se trata apenas de una mejora después de la tragedia del 2010, y en gran parte un aprendizaje del pueblo chileno. El país con el mayor índice de desarrollo humano de la región se aisló de la misma para solo decir eso, y la gran responsable es su elite, aquella que pudo en otras épocas responder y dejar un legado a la República de acuerdo a su propia realidad y enfrentando sus propias miserias, para terminar con una como la que tenemos hoy, en que todo lo que sucede le parece ajeno, de otra tiempo, trasnochado y un problema del que otros son responsables. Las encuestas en su mayoría dicen que  un ochenta está en contra de otorgarle salida soberana a Bolivia, encuestas que son utilizadas para lo conveniente, pues a nadie lo suficientemente sensato le parece bien que las mismas encuestas digan que más de la mitad de las personas están de acuerdo con la pena de muerte. El resultado de esto es otra evidencia de como la ignorancia, el prejuicio y la desconfianza que esta misma elite ha logrado forjar en su pueblo, pues no se trata de adherir a la causa boliviana con la ingenuidad de un muchacho que abraza la hermandad latinoamericana como quien reza un padre nuestro, sino de demostrar que todo aquello que nos aleja de la integración es un peligro y una pérdida para los mismos pueblos que hacen suyas todas estas lacras de los discursos patrioteros que nunca se hacen cargo de la auténtica patria. A fin de cuentas, la salida al mar para Bolivia aunque se demore cincuenta años más será algo que tendrá que suceder, pero dejando atrás toda esta idea absurda del desarrollo sin integración, pero mientras tanto estaremos obligados a presenciar a quienes solo buscan resistir y cerrarse apelando a la tradición y al miedo o a la hostilidad, y a las voces que solo buscando la simpatía de quienes suelen militar fervientemente en el todo o nada, engañan fácilmente a sus espectadores con la falicidad de sus palabras y propuestas, llegando a ignorar a ese mismo pueblo que habita las zonas geográficas más próximas y a cuya realidad no le es conveniente enfrentar en demasía. Esto último, es una expresión chilena de la postura actual boliviana, pero ás ridícula políticamente.

El conflicto que no es, porque mientras las páginas del destino de ambos países siguen su curso alimentándose de una animadversión recíproca que descansa en palabras de buena crianza, los que se ríen en la fila van aprovechando consolidar su espacio de poder, engañando, burlando, no solucionando nada, y con la esperanza de que la renovación de la elite sea capaz de reaccionar a tiempo y enmiende todo aquello que si puede provocar el verdadero conflicto.





domingo, 13 de septiembre de 2015

Notas sobre el once

Nunca vamos a dejar de reflexionar acerca de lo sucedido el 11 de septiembre de 1973. Por lo que hay que acostumbrarse a la idea de que en todo tiempo habrá algo que decir, aunque de pronto parezca que el ambiente se ha construido sobre una suerte de revancha de revelar todo aquello que estuvo por mucho tiempo en secreto y que vuelve a cada tiempo a recordarnos que no es posible tener una futuro si antes no somos capaces de recordar el horror y la maldad, de seres humanos que pensando estar haciendo lo correcto fueron capaces de arrastrar a sus semejantes a las peores atrocidades e injusticias. 
A lo que no tenemos porqué acostumbrarnos es a este revisionismo que sobre la base de una interpretación deshoneasta busca simplemente justificar los errores humanos, previos y posteriores al golpe. A eso, es necesario que las nuevas generaciones y de paso a la que pertenezco sean capaces de ir en su reflexión un poco más allá de aquello que nos duele, o de este reduccionismo patente que a veces como respuesta al relativismo no somos capaces de enfrentar como corresponde. Para una sociedad que con el pasar de las décadas se volverá a repolitizar, es importante no dejarse caer en las explicaciones simples, que de tiempo en tiempo nos tratan de convencer que había una derecha fascista, sediciosa y profundamente antidemocrática que buscó por todos los medios derrocar al gobierno de la Unidad Popular quien solo estaba ejecutando un programa que tenía todo el derecho a llevar adelante porque estaba legitimado por el sistema democrático de ese momento, y pensar que basta con limitarse a eso para la tranquilidad de quien levanta una bandera y repudia el resultado. Tampoco podemos dejarnos arrastrar por aquella idea de que todo era inevitable, de que era una tragedia que obedecía al contexto de una época de fuerte polarización, de sistemas e ideologías que se enfrentaban en todos los terrenos posibles, y que frente a la situación de caos, quebrantamiento de la legalidad y desestabilización los militares tuvieron que intervenir para cumplir el rol que les compete. Esa idea de que eran ellos o nosotros, a fin de cuentas siempre nos terminará llevando al precipicio, en que quien se mueve más lento o piensa doblemente, no logrará sobrevivir. 
Lo que fracasó en ese tiempo fue la política y los hombres que cotidianamente hacían su vida de ella y para ella. Las imágenes y la nostalgia que culturalmente hemos ido desarrollando la última década, en esta razonable catarsis de interpretaciones y representaciones sobre un mismo hecho, nos ha despojado de ese espacio en que los políticos del chile actual y del que se asoma en sus conflictos, actúan con responsabilidad de no llevar la disputa legítima a una batalla con distinciones absurdas, en donde lo ideal arrasa lo posible sin pedir nada a cambio y quienes motivados por la convicción  más pura y auténtica, no logran apreciar las consecuencias que ese actuar logra en el devenir. La democracia sigue siendo el único e imperativo camino a transitar para desarrollar las ideas políticas y deliberar sobre las diferencias. A algunos esto último se les olvida a diario, considerando que la idea del otro de quien goza de buen argumento, puede ser ridiculizada en falacias de todo orden, y que por el contrario, sostener las ideas desde una honestidad intelectual es lo único que permite distinguirnos sin hacernos daño ni provocar una innecesario resentimiento, cultivando el prejuicio, enarbolando la ignorancia, quedandonos a vivir en todo lo que nos separa de la fraternidad. 
Si la Unidad Popular hubiese sido capaz de comprender que el tercio de los votos no era una mayoría por más legítima que fuese ganar esa elección, si la DC hubiese sido capaz de hacer una oposición en que podía defender la democracia distinguiéndose de la derecha y no cediendo ante el cálculo pequeño electoral, si la derecha hubiese sido capaz de no avalar todo ese horror ni de aprovechar a toda costa las condiciones para contribuir a la justificación de la que no pueden y que les costará 20 años más sacudirse. Si quienes podían evitar llevar el sistema político al despeñadero hubiesen comprendido que por más justas fuesen sus ideas, debían renunciar a parte de ellas para salvar a la misma patria que juraron defender, porque en ese clamor y en la pasión por las ideas y la esperanzas de lo que será transformado, estaba también el rostro de ese pueblo que merecía una historia diferente, de los inocentes que sufrieron las consecuencias de los irresponsables, de los traidores, de los inescrupulosos. 
Mi generación política anhela algo diferente, pero al poco andar no es capaz de leer bien los signos de este pasado reciente, y la mayor parte del tiempo no es tanto por ignorancia, sino por el mismo voluntarismo que padecieron los políticos de entonces, y aunque puede sonar desalentador manifestarlo así, en realidad es precisamente el motivo por el cual uno debe dedicarle su vida a la política, porque por más impopular resulte decirlo, por más amarillo les parezca a quienes solo dicen que buscan cambiar las cosas a toda costa y sin renunciar a nada en ese avance, el mundo de lo único que ha sido testigo después de varios siglos, es que solamente políticos con la suficiente prudencia y determinación logran consagrar un legado de orgullo para la siguiente generación, a pesar de que esta última deba romper parte de una tradición, rebelarse ante las miserias de su tiempo y deposite sus certezas en cuestionas tan livianas que solo con el envejecimiento serán capaces de valorar como es debido.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Se reitera

La madre del protagonista de El Bosque de Karadima es el mismo personaje y la misma actriz que interpreta al personaje de la madre del protagonista de Machuca. Sin ir más lejos, es el mismo personaje de mamá cuica de las novelas de Fuguet. Tengo la sospecha de que sabremos que una película es Machuca 3 cuando Aline Kuppenheim sea la madre cuica que en esa actitud atenta a su hijo, en realidad lo estará ignorando todo el tiempo, y lo comprobaremos cuando en una escena termine saliendo de una pieza a medio vestir después de haberse estado tirando a un amante, para decirle a su hijo algo que perfectamente podría haber sido omitido por el director de la película.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Buen Viaje, Josip Bradanovich.


Desde que supe de la noticia, me puse a buscar esa foto que te tomé en una junta en la casa de la Coté. Está tomada con la cámara apoyada en una mesa, sales tomándote el mentón en actitud silenciosa y pensativa. Esa que te caracterizó siempre, en la manera introvertida que llevaste durante el tiempo en que pasaste por aquí. Busqué en discos viejos, correos antiguos con archivos adjuntos, en todo lo imaginable en donde poder encontrarla, y poco antes de rendirme, la encontré en el fotolog cernicalo. El texto que la acompaña lo escribí para tu cumpleaños del 2 de agosto de 2007. Está escrita en una mixtura que logro descifrar superficialmente. Expresa mi pretensión de querer homenajear en los cumpleaños a la mayoría de quienes en ese tiempo los iban cumpliendo, empleando un intento de prosa que siempre terminaba en poesía, pero todo envuelto en el contexto de adolescentes que iban avanzando en su etapa de liceo, con sus expresiones, anhelos, ocios e identidades. En esos pasajes hay cosas que me dejaron impactado cuando los volví a leer hace un momento, y de verdad que mientras vuelvo a leer algunas frases, me estremece la idea de que algo de ello tiene relación con tu temprana partida.
Te digo amigo, pero en realidad nunca lo fuimos, en esa época uno tenía una idea de la amistad mucho más noble y espontánea, que visto desde acá. Compañeros de curso, de una etapa, de algunas aventuras junto al resto de los Cernícalos. Nos une el hecho de haber presenciado similares acontecimientos, junto a algunas conversaciones que estos días he tratado de establecer con algún grado de proximidad. No obstante, el compañerismo que asumimos junto a la mayoría de los Cernícalos, fue una manera auténtica de amistad. En estos tiempos, necesitamos con urgencia aquel espíritu que imperaba en ese grupo, para las causas que cada uno de los que seguiremos acá llevemos junto a otros rostros y emociones. No puedo recordar el contenido exacto de alguna conversación que hayamos sostenido, pero sé que muchas fueron sobre juegos de computador y cosas de esos días fugaces en que pensábamos que todo lo que sonaba como futuro en realidad era una tensión entre aquello que nuestros padres esperaban de cada uno de nosotros y lo que nosotros mismos ni siquiera intentábamos definir, por la temprana búsqueda de una vocación, un sueño o simplemente por ese desgano que a ratos significaba ser adolescente. Cuando dividieron el curso, tanto los que habían repetido en tercero como quienes quedamos repartidos en cuartos medios, nos reuniamos en los recreos en el bunker. En uno de esos recreos conversamos sobre esa idea del futuro, de lo que estudiaríamos, de la idea de si algún día nos volveríamos a reunir en muchos años para volver a reirnos de las mismas cosas que en ese tiempo. Lo recuerdo bien, porque de las pocas conversaciones que sostuvimos, esa fue una que puedo recordar. Todo iba avanzando a un ritmo que no logramos advertir, pero con el tiempo los caminos de la mayoría se tornó tan diverso como nuestras personalidades, y al cabo solo seguimos reuniéndonos periódicamente y proyectando la amistad unos pocos, a esta altura los de siempre. Te perdí la pista desde entonces, apenas sabía de ti porque tu nombre sonaba en una de esas tantas juntas y se limitaban a decir que estudiabas informática y estabas pololeando. Entonces lo que seguía era algún comentario para reírse de ti. Así como lo hacíamos con todos, pues si hay algo seguro de toda esta historia, es que nadie se salvará de ser subido al columpio y de ser molestado una y otra vez por las mismas cosas, o por otras que aparecerán. 
Cuando el sábado en la noche el Palta me llama para contarme lo que te había sucedido, no pude seguir estudiando. Me quedé pensando en los lugares comunes que nos invaden a todos, y cuando logré superarlos un momento, traté de aproximarme a tus últimos años a través de facebook. Me encontré con esa imagen de un Josip que había hallado algo que de verdad lo hacía feliz, pues lo hacía seguir siendo parte de grupos y amigos que compartían la misma pasión. En ese consuelo, pensé que las motos y todo lo habita en ellas era lo que te hizo vivir al máximo y te llevó a experimentar diferentes grados de felicidad y adrenalina. La vida sigue siendo una contradicción desde acá, pues a pesar de tu corta vida, unida a tu pasión verdadera y a tu despedida, sigues sobre esa moto. Traté de recordar cómo era tu risa, le pregunté a los chiquillos, ninguno pudo precisarla. Con las horas pude recordarla bien. Alguna vez leí en un cuento que en la antigüedad decían que era bueno recordar a quienes morían como si estuviesen en medio de una carcajada o con su típica sonrisa. Es esa imagen con la que me quedo.
 Seguirás sobre esa moto mientras nosotros podamos recordarte aunque sea un momento. Tu nombre y tu recuerdo seguirá unido de alguna manera a los Cernicalos, no dejaremos de sentirnos como en estos días, pero brindaremos en tu honor. De vez en cuando visitaremos a tu madre, por dos motivos. El primero, porque ella siempre puso su servicio y gestión a disposición de lo mejor que logramos en ese tiempo de liceo, y el segundo, porque llevar nuestra presencia a ella será llevar el recuerdo de ese tiempo, será inmortalizar tu recuerdo de alguna forma, y si bien la mayoría de quienes acudan no alcanzarán ni a dimensionar esto, tu dondequiera que estés te vas a poner contento, y en ese preciso y breve espacio de tiempo dejarás de estar ausente.

"Es tarde y temprano al mismo tiempo. Se trata de la razón de no tener un horario que nos diga cuando lo sea. Absolutamente. Da lo mismo si creemos o no en el tiempo, o si solo buscamos una justificación a todas esas cosas que se ven lejanas y cercanas en su respectiva dependencia. Al final todo está tan lejos y tan cerca. Faraway So Close.
Podría empezar a lanzar efemérides como si de ideas de un mundo mejor se trataran, pero no nos basamos en efemérides para empezar a homenajear humildemente a alguien. Y más cuando ese alguien se trata de una persona como aquel personaje de la fotografía.
El día estaba nublado, tengo la certeza que así fue el 2 de agosto de 1989. Estaba nublado porque el invierno decía presente en una manera de llamar la atención. Y mientras el invierno reclamaba lo suyo, como si algo en verdad le perteneciera, en un lugar el cual desconozco, la tía Sandra daba a luz (no podemos olvidar a la tía San-dra). Daba a luz al personaje que aparece en esta fotografía.
Josip Bradanovich Lizarraga, hasta tu nombre se complejiza y pocos lo notan. Quizás pase desapercibido muchas veces, por su silencio o su no manera de llamar la atención a través de algo. Se trata de uno de los comandandes del pajerismo (doctrina filosófica común del mundo cernicalo) y aceptada por la RAE, la BIP! y el JVL. El Josip es de los que pueden decir a secas "ni un brillo", pero déjenme decirle que NO. El Josip es mucho más de lo que el mismo cree, el Josip Bradanovich, el verdadero Josip Bradanovich tiene una potencialidad y un talento escondido tan grande y tan silencioso que ni el mismo ha podido darse cuenta y mucho menos nosotros sus amigos y compañeros.
Persona; íntegra, sagaz de secreto interior
volantín de poco vuelo, andén de poca notoriedad
de la vida simple y conformista, de la vida cotidiana
subsidiada por las esperas de algo insospechado
que llegará, como una predicción en estas palabras".

2 de Agosto de 2007. 


De alguna manera esas palabras que escribí alguna vez hoy se manifiestan. Es tarde y temprano al mismo tiempo. Se trata de la razón de no tener un horario que nos diga cuando lo sea. Fuiste una persona íntegra, no hiciste mal a otros, rompiste esa vida simple y cotidiana cuando hallaste tu verdadera esencia, salud compañero.  Que tengas un buen viaje Josip, un abrazo para la eternidad.