lunes, 25 de abril de 2011

¿Qué se muere cuando se muere?

Estoy seguro que a Gonzalo Rojas le da igual que ahora se llenen la boca hablando de él y de su obra. Porque antes de que muriera los mismos de siempre lo tomaban en cuenta y le agradecían las cosas que escribió. Ustedes siempre se acuerdan de la gente cuando se muere, y no son capaces de reconocerlos de verdad en vida. Un premio nacional cualquiera pasa a ser algo de la historia oficial, y queda ahí como un registro. Lo importante son esos que más allá de su muerte o de quedar anclados en los libros de lenguaje del ministerio de educación logran perpetuarse, porque sus palabras son la vida misma en movimiento, porque dijeron algo tan bueno que se queda en este mundo mientras quien lo hizo ya no sigue más, y lo bueno es que sus hijos y los mios podrán leerlos. Por eso a los que van a colocar poemas de Gonzalo Rojas en google y pondrán uno de esos en sus notas de facebook o dondesea, ojalá que antes lo hayan leido y lograra significarte algo importante. De lo contrario mejor no hagas nada por honrar la memoria de alguien que nunca conociste. Parte por conocerlo. Porque es de los grandes, y merece que tus hijos y los mios puedan leerlo.

lunes, 18 de abril de 2011

Esto es mejor que jugar tetris

Sólo acotar que para mi sigue siendo domingo en la noche y el lunes comienza cuando me levanto, y mañana como sea me levanto. Que siempre los domingos del año van a ser signo de zoom deportivo y Sapito Livingstone y que los lunes en las mañanas son el signo de seguir trabajando por las cosas que más anhelo. Me gustaría darle un abrazo a mi papá y a mi mamá ahora y darles las gracias, y decirle a mi abuela que su orgullo será mi recompensa para siempre. A mis hermanos, a mis amigos, a mis cuadernos. A esas ganas de conocer nuevos lugares y fotografiar distintas culturas, y a las cosas que en esta vida nunca han de faltar como una guitarra y una muchacha para poder cantar.

martes, 12 de abril de 2011

Subtitulos de dias lluviosos

El otro día soñé que iba en bicicleta por las calles conocidas de Santiago, pero no puedo recordar exactamente qué calles eran. De pronto pedaleaba más fuerte porque iba atrasado a alguna parte, y empezaba a llover de la nada. Mientras más fuerte pedaleaba más fuerte iba lloviendo. Y como ya no podía estar más mojado poco me importaba continuar, a diferencia de la mucha gente que se refugiaba bajo lo que podia mientras pasaba esa tempestad ocasional. De pronto pasó ella, sin que me lo esperar ni siquiera al despertar y pensar en lo que había soñado. Y era ella porque su bicicleta era como su personalidad, tan distinta y elocuente como siempre, tan verosímil y audaz como de costumbre. Pasó por mi lado pedaleando más fuerte aun, con impermeable color patito. Quería saludarla y por lo mismo traté de pensar donde se dirigía, tomé una ruta alternativa y un semáforo confabuló a mi favor. Entonces la saludé y reimos. Como podría explicarte lo feliz que desperté en la mañana pensando en que la vi, porque aunque aquella situación sea poco probable, los sueños se cumplen en los sueños, y yo había soñado despierto que quería soñar con ella.

jueves, 7 de abril de 2011

Chaleco Negro

Venía caminando de la Municipal a la facultad, pensando que hace tiempo que quiero escribir pero el hecho de no tener notebook ahora y estar un poco aislado de esto me ha hecho no publicar nada acá. Quería contar que volví a escuchar discos que escuchaba antes, como el Plans de los Death Cab For Cutie y que me hacen inmensamente feliz. Y mucho más si a eso le sumamos los trayectos en bicicleta o seguir armando rutas alternativas para llegar a un mismo lugar. Que cada día que pasa trato de ser menos prejuicioso, y no es que lo sea demasiado, pero todos estamos atados a prejuzgar todo lo que nos rodea. Que hace tiempo que adquirí esa convicción de ser positivo para que las cosas resulten, y no sólo de eso, sino también de valorar las cosas que se tienen y acompañan cada día. De cada experiencia, acierto, error, pan con queso o café. El mundo no es ni un paraíso ni un infierno como te lo pintan. Y da igual si sabes mucho o poco, o si tienes más plata que alguien o una posición social determinada. La gente más bakán es la que logra vivir las cosas que se propone y ayuda a los demás. La que no anda por ahí mirando en menos a nadie, y calladito, trabajando día a día peldaño a peldaño va logrando cosas que por pequeñas que parezcan son parte del global. Esa gente que tiene altura de miras para la mayoría de las situaciones, que es lo suficientemente tolerante como sincera. Que sabe distinguir lo bueno de lo malo, y lo admirable de lo reprochable. Pero por sobretodo las cosas, los que aprendimos a amar a las cosas más simples de esta puta y maravillosa vida.