domingo, 11 de diciembre de 2011

Escribo esto y vuelvo a la carga

Las historias de vida de gente sencilla, sin mucho ruido. Las de esas personas que tienen una tremenda historia social y politica sin ser un rostro ni un lider. Las historias que todos los días nos entregan las cartas que aun se siguen mandando por correo. Las historias llenas de lugares comunes y de situaciones ya vividas por otros seres, en este planeta y en otros. La capacidad de reducir a un relato breve toda la magnitud de una experiencia única. Las enseñanzas que nos entregan los viejos cansados con esperanza. Aquellas llenas de cursilería y tapabarros. Las que sólo se limitan a poner énfasis en hechos anecdóticos e intrascedentes. Las de la superación personal ante adversidades jamás imaginadas desde nuestra precaria realidad. Las de una país dividido y las que hablan de lo mismo con diferentes tópicos y motivos. Cuando pienso en todas las historias que merecen ser contadas con un estilo particular me dan ganas de recorrer muchos lugares y capturar las más espectaculares, para reducirlas a un relato quizás no tan breve, pero si contundente. Me dan ganas de vivir una vida digna de ser objeto de un relato futuro de otros seres capaces de imaginarme. El mundo entero vive de las historias de los demás. Sin ir más lejos la misma historia. Mira que debe ser bonito ganarse la vida con eso. Me voy a estudiar, será mejor.