viernes, 23 de septiembre de 2011

Asi de simple

Fui y seré. Olvidé y me olvidaron. Comprendí y me comprendieron. Siempre le agradecí a cada persona y a cada lugar las cosas que aprendí. Fui más valiente que cobarde. Pero nunca dejé de tenerle miedo a esa situación inadvertida en la que caen las personas cuando se enamoran profundamente de otra. Por eso fracasé varias veces e intente atribuirle los motivos a cosas que no dependían de mi. Cuando con autocrítica reconocí eso, crecí. Aprendí. Supe que el día en que ya no tuviera ese miedo y me atreviera a vencerlo la espera llegaba a su fin. Los romances sólo me ayudaron a evitar el tema. A sentirme menos inquieto en esa larga espera. Cometí muchos errores y pocos, de verdad muy pocos aciertos. Coloqué en el tiempo las esperanzas, en los días cotidianos y la rutina el envoltorio de las palabras verdaderas.
Siempre la he esperado. Nunca he dejado de esperarla, por más embates y espejismos han sacudido a este individuo. Más que una convicción, un planteamiento inexorable. Morir en esa.
Pudo haber tenido una imagen concreta en algún momento y haberse diluido en el transcurso por diferentes razones. Pero no era no mas, quedaba espera. Sigo en esa, pero ya no como antes. Con los años encontré otros motivos tan importantes como ella, y en eso estoy. Siempre he tenido esa idea interior de que nací para grandes cosas y conforme avanza mi desarrollo personal siento que doy pequeños pasos hacia eso. Mi declaración de principios es incuso un poema. Entretanto voy construyendo y trabajando, inmerso en mi optimismo y entusiasmo, va a llegar sin que me lo cuestione y cuando esté más preparado. Es lo que me deja tranquilo finalmente.
Siempre pensé más en las otras personas que en mi. Siempre fui sincero y nunca jugué con los sentimientos de nadie, ni con las buenas intenciones. Entregué más de lo que recibí sin que me importara demasiado. Sufrí sin querer y porque quise. Pero seguí porque aunque pudiera estar destrozado sabía que era un presente, que era parte de la alternancia. De esa alternancia para la que estoy preparado hoy.
Puedes pensar que eres parte de la espera o el final. Puedes pensar que sólo eres otra persona más y que armo una estrategia para conseguir algo inmediato. Como si viviera siempre de la misma manera. Y sólo puedo decirte que estás en tu derecho a pensarlo. En tu derecho a equivocarte. En el comienzo de la primavera,de tu propia primavera. De mi primavera. Por eso pierdo el miedo y luego, existo.
Mira la foto de mi blog de poesía ¿Qué ves? Si, es cierto. Es lo que quiero. Es lo que a pesar de todo más anhelo. Llegar a esa edad del brazo de la misma mujer. Porque por más altos y bajos que tengan los asuntos, por más interpretaciones que nos puedan hacer pensar las historias que nos van contando y por más fuertes nos creamos frente a nuestras propias decisiones, hay algo que nunca voy a cambiar. Nunca voy a dejar de creer que llegará. De que miraré unos ojos seguros de que me están mirando.