lunes, 4 de junio de 2012

Cloteo, viene de Clotario.


Cuentan que en esos años en que las marchas convocadas por la CUT y por la ANEF eran de verdad, los carabineros iban a buscarlo seguido a su casa o lo agarraban en el camino, y él se reía con cara de saber qué venía después. Su padre, que murió cuando era niño,  fue hijo natural de Guillermo Blest quien a su vez fue el padre de esos famosos escritores.  Su madre  que con el sueldo de profesora primaria no podía mantener a los 3 hijos tuvo que pedir ayuda y eso significó humillarse, pues eran recibidos en la parte de atrás del palacio como la rama bastarda de la familia, sólo para obtener un pequeño aporte mensual, restos de comida y ropa. Eso generó desde temprana edad un resentimiento contra esa aristocracia en el pequeño Clotario. Situaciones similares fueron repitiéndose a lo largo de los años, a las que él mismo denominó como “la mano invisible”, haciendo alusión a que determinados hechos van dirigiendo nuestra vida a ciertas causas motivadas. Es así como se construye el dirigente sindical, expulsado del seminario de Concepción por participar de una manifestación estudiantil, que después de varios empleos llega a la Tesorería y es donde con el pretexto de una asociación cultural y deportiva, forja los cimientos de lo que luego sería la ANEF. Un hombre cristiano que deja de lado el afán personal  para servir a la causa de los trabajadores, contrario al ejemplo de lo que suele suceder con muchos líderes sindicales que en el camino son cooptados con buenos empleos, favores y sueldos. 

Es sin lugar a dudas en el año 53 con la fundación de la CUT y su primera declaración de principios en donde su visión y liderazgo quedan reflejados, pues es capaz de organizar a prácticamente todas las confederaciones de trabajadores que existen en el país a esa fecha, bajo la perspectiva de la acción directa como medio para llevar adelante sus demandas, es decir, excluyendo de esto a los dirigentes de partidos políticos con representación parlamentaria que bajo la lógica de ese entonces así como en la actual, sólo enturbian y controlan el avance de la organización de los trabajadores en su conjunto. Prueba de ello es la gran convocatoria y adhesión que tienen los paros y huelgas que se desarrollan bajo su presidencia y que responden a una visión unificada de aquel tiempo. Ya con el avance de los partidos políticos y la gran influencia que alcanzan en los diversos sindicatos, el año 59 bajo unan nueva y renovada declaración de principios comienza a adoptarse la estrategia hasta ese entonces excluida, y junto con ello el movimiento a dividirse. Cuando el año 79 en una entrevista le preguntan por su definición política señalando que sería un comunista de escondrijo anímico, éste responde que "me han tratado de comunista, anarquista, trotskista, mirista e incluso de opus dei por la izquierda.  Yo pertenezco al partido de los trabajadores, me debo a todos los trabajadores sin distinción de  credos políticos, religiosos o ideológicos, siempre ha sido mi línea y por eso la clase trabajadores me siguió y se jugó la vida a mi lado, porque no es tonta,  conoce perfectamente quien la engaña y quien no la engaña, por eso que tenemos cataclismo actual,  se dio cuenta que todos los dirigentes la engañaron y el 11 de septiembre no salió a la calle”. Palabras que condenan a toda una parte de vieja clase política que desde el año 73 a la fecha ha sido incapaz de reconocer que faltó a la verdad en su proceso de construcción social y política e instrumentalizó a los trabajadores en su conjunto, sin que muchas veces fueran ellos quiénes tomaran sus propias decisiones.

Siempre habrá una parte de la historia que no nos van a querer contar, porque no tendrán la voluntad de ponerse de acuerdo para enseñarla, o bien, porque no conviene contarla. No conviene contarla porque escapa a la lógica que han tenido las clases más poderosas y que han visto sus intereses en peligro en ciertos momentos de nuestra historia nacional, así como a la lógica de aquellos que luego de una dolorosa y aplastante derrota política y social, intentan construir la historia de todo un tiempo bajo el alero de ciertos mártires y figuras históricas discutibles, careciendo de una instrospección y de una necesaria autocrítica. Siempre será mejor construir sobre el mito de ciertos personajes, por lo general con historias difusas y contrapuestas, estatuas que adornen plazas y nombres de importantes avenidas de cada ciudad, porque mientras termino de escribir esto es muy probable que mucha gente siga ignorando la vida y obra de Don Clota, la visión que necesitan tanto estudiantes como trabajadores para sacar adelante sus procesos, y en fin, seguirán discutiendo sobre la base del Allende o Pinochet, omitiendo a los Clotarios.