lunes, 4 de mayo de 2015

Siempre que quiero decir algo y no encuentro las palabras precisas me acuerdo de un ensayo de Octavio Paz del Arco y La Lira, que dice que las palabras se conducen como seres caprichosos y autónomos. Luego pienso que todo esto es como un conjunto de excusas, intervalos y sensaciones mezcladas en una juguera con una vida útil capaz de sobrepasar cualquier obsolescencia programada.
Cada etapa o proceso, o como se quiera conceptualizar un intervalo, tiene su propia obsolescencia programada y los otros factores hacen variar ese límite.

Venía de vuelta en un taxi a mi casa y me quedé dormido sin advertirlo. El taxista me despertó y por dos segundos no supe dónde estaba, como si hubiese perdido todos los sentidos, y el reflejo del vidrio y las escasas luces apenas me permitieron reaccionar. Pagué, bajé, me despedí, abrí la puerta, miré un cartel, subí escaleras, abrí la puerta, prendí una luz, abrí la puerta, prendí una luz, me bajé el cierre, oriné, tiré la cadena, abrí la llave, me lavé las manos, tomé el cepillo de dientes, tomé la pasta de dientes, tomé el cepillo de dientes y le eché pasta de dientes, me miré en el espejo, comencé a lavarme los dientes, me enjuagué, cerré la llave, apagué la luz, apagué la luz, prendí la luz, me saqué los zapatos, calcetines, pantalones, apagué la luz, me dejé caer sobre la cama, desperté. Me quedé mirando el techo y trate de recordar el sueño. Recordé un detalle del sueño. Me levanté, me puse un buzo, puse el hervidor, puse el tostador, saqué pan, palta, jugo, miré por la ventana de la cocina. Respiré profundamente el smog y el aire, miré el teléfono, 45 mensajes nuevos en whatsapp, ninguno importaba, dos llamadas perdidas que tampoco importaban, todo lo que importaría no apareció en la pantalla del teléfono. Me resigno, me sirvo un café, muelo palta, tuesto pan, pongo la radio, miro por la ventana del living, no hay nieve todavía en los cerros, respondo un mensaje de whatsapp, leo el resto, desayuno, miro los libros, vuelvo a mirar el teléfono, miro una foto, me dejo caer en el sillón.