jueves, 17 de julio de 2014

volví a escribir un poco


Acabo de advertir el desorden de mi pieza después de un par de días de haberla ordenado. No es algo que me interese en realidad, si la trato de tener presentable es por si viene alguien, específicamente una mujer y tengo que usar la cama para algo más que dormir o ver videos de extraterrestres o documentales absurdos en youtube. Llega un momento en que se habita en esa intemperie entre una relación sexual y otra, aunque las mías cada vez son más extensas (las intemperies), y estos tiempos sean hostiles a andar conociendo mujerzuelas o damas poco serias. Hoy venía en el metro y vi a varias mujeres que podrían perfectamente cumplir ese propósito. Porque es un propósito para todo hombre de la especie humana - ni idea de los hombres de especie extraterrestre- aunque muchos lo disimulen con buenas costumbres o respeto. En ese sentido el tiempo me ha vuelto tremendamente utilitarista. Sé que ya habrá tiempo y mujeres serias para enamorarse y generar ese efecto ilusorio de pertenecer a un cuerpo determinado. Mira que pertenecer, eso si que les daría risa a las otras especies de vida inteligente que habitan quién sabe dónde. Por estos tiempos me interesa conocer mujeres con las que tenga chance de acostarme, el resto me causan indiferencia. O sea, qué flojera pensar en la fase de conquista idealista y todo esto, más encima hay que gastar plata. No tengo plata, ni tiempo, ni entusiasmo. Aunque eso bien podría revertirse en caso de conocer a una mujer determinada que mientras escribo esto no existe. 
Bueno, el desorden de mi pieza. Lo describo. Hay 3 libros en el velador, uno de Cortázar, un ensayo sobre la felicidad que estaba en oferta en Catalonia, unas boletas de supermercado, clips, un llavero que venía en un tekila, una botella vacía de cachantún, la lámpara que se resiste a morir, un mouse inalámbrico malo que todos los días miro y pienso en botarlo, pero no puedo. También hay una lápiz. En el otro extremo junto al ropero hay un montón de ropa, la mayor parte sucia, al lado los zapatos y zapatillas que usé hoy. Está la pizarra arriba de unas cajas, esto si se ve un poco mejor estéticamente. El librero está ordenado, pero hay libros sobre los libros porque ya no tengo más espacio. Creo que necesito un algo donde dejar los libros, los cajones inmensos del escritorio están llenos también. He pensado en ir a dejar algunos a la bibliotecalibre. Sobre el escritorio están todos los apuntes, cada tres días más o menos los ordeno y simulo que sé donde está cada uno. En realidad si sé donde están. Hay libros, el código desarmado testigo de tantas batallas jurídicas y de sueño. El estuche. Pensándolo bien, no es tanto el desorden, es sólo que me he acostumbrado de mantener un poco más la pulcritud. Debe ser el efecto señora que te llega a los 25 años recién cumplidos. 

El viernes es el juramento. Ha sido difícil la decisión de entrar a militar. Ya me extenderé sobre este punto con mayor precisión. Si puedo decir que hace rato me cansé de ser un espectador de las causas ciudadanas y de lo urgente, o limitarme a ser ciudadano activista y vociferante, o las izquierdas extrañas que brotan en cada espacio pero nunca serán capaces de crear algo serio antes de fraccionarse y tratarse de traidores, ingenuos y vendidos unos a otros. Además que a todo ello ha contribuido la lectura y en algo la experiencia, la aproximación a ideas que suelen ser simplistas en su contenido y tratamiento por aquellos que pretenden construir algo que nunca se sabe a dónde transita. 

Por mientras me queda multiplicar las horas, y volver a escribir un poco para soltar las palabras. Tengo contenidas miles de palabras, la mayorías dicen relación con instituciones jurídicas milenarias, otras con situaciones cotidianas y las más olvidadas con reflexiones espontáneas que tienen mucho sentido cuando trato de quedarme dormido en la noche. Saludos pa la Bárbara que a esta hora me habla por guasap. No se te puede caer tu primer smartphone de la vida a un vaso de jugo, es una tragedia ridícula. A la gente con estilo y poca dignidad por último se le cae en el water de un local de mala muerte, y debe estar dispuesta a meter la mano con todo lo que ello conlleva, sólo con esa vaga esperanza de que sobreviva. A mi no me pasó eso, pero a gente conocida si. Mis celulares han muerto con el tiempo, el devenir se ha encargado de crear la necesidad de comprarme otro. 


1 comentario:

crafty.morning dijo...

Si puedes enumerar las cosas de tu desorden creo que no es tan desorden. El mío es indescriptible, innumerable y me hace zancadillas :B
Me gustó volver a leerte, pero por qué prohíbes el anonimato? na que vers.